«El hijo del inmigrante
nace del desarraigo y
tiene sus raíces en el aire»
Los trece años se asomaban con un regalo diferente: el primer traje de
pantalones largos y un acontecimiento insoslayable: la ceremonia del Bar-Mitzva.
Las invitaciones fueron preparadas por la mejor letra de la familia, la de mi hermana. Las primeras debían ser repartidas entre mis compañeros y, por supuesto, había que explicar que era. Para ellos una fiesta de Bar-Mitzva sonaba a jolgorio en un bar. Era el momento de hablar de lo que realmente significaba.Entre aclaraciones y preguntas, algunos -muy pocos- iban entendiendo. Y los que no, recibían una comparación que me libraba de otras argumentaciones. Cuando los cuestionamientos se ponían densos, yo expresaba:
–Es algo igual a la comunión de ustedes- y resolvía la situación casi compulsivamente.
La fiesta incluía una invitación doble. Por la mañana era la ceremonia
religiosa y por la noche, el momento de llenar la panza y mover el esqueleto.
El lugar? por supuesto, nuestro Sholem Aleijem que fue escenario de un
solo casamiento, el de mi hermana. Era como tener sinagoga privada, lujos de las tribus perdidas.
La sala-sinagoga estaba más allá del salón de fiestas, comunicados
ambos por un pasillo. Paredes impecables, dintel gris, una mesa con la
elegancia de siempre y una caja de zapatos repleta de kipas (gorros de rezo) para los olvidadizos o los que no tienen o para los que ni siquiera saben que significa. La caja está más llena que de costumbre. Será por que vendrán muchos goim ?(gentiles).
El número de sillas a aumentado, están ubicadas una a la par de otra, casi apoyadas a la pared, hoy no hay lugar en el espacio que siempre sobraba.
En el centro, un alto mesón enfrenta al Arón Kodesh (Arcón Sagrado)
donde se guarda la Torá (el Pentateuco). Este mueble, como es habitual,
permanece cubierto por un fino paño de terciopelo negro y flecos dorados sobre el cual, en aplique de oro, dos llaves sostienen las Tablas de la Ley. Arriba, tres estrellas de David observan el lugar e imponen silencio ante mi entrada a la
adultez.
Todavía no ha llegado nadie. El candelabro de siete velas espera a los
invitados para celebrar la ceremonia más importante en la vida de un niño judío.
Un rabino, venido especialmente de Santa Fe, verifica la presencia de los
libros de rezo. Entre tanto, yo observo la mancha de humedad en el techo e imagino una nube con un perro encima, o un helado recién servido. No importa, había que pensar en cualquier cosa, menos en el rezo de memoria, no vaya a ser que se me olvide justo ahora.
Papá prepara su manto. El mío espera muy cerca del rabino que ordenará
cuándo y cómo ponerlo.
Los invitados comienzan a llegar, ubicándose en diferentes zonas. Las
mujeres con pañoletas, como las de la Bobe, cubren sus cabezas y parte del
rostro. Ellas deben permanecer en el salón contiguo. Aquí, solo los hombres.
Muchos vienen en grupos y el idish se convierte en el único lenguaje. Los
kipas llenan de color el ambiente. Son negros, azules, blancos, plateados,
bordados en dorado, con nombres, con colores de la bandera de Israel. Es una
verdadera exposición.
Uno a uno los visitantes abrazan y felicitan a mi padre y madre, que los recibe como diciendo: “¡Este salió a nosotros”, mientras yo aplaco el apretón de sus pálidas manos que me hablan de muy lejanos orígenes.
Los acentos se repiten idénticos:
-Que seiasmoyboen, muchacho.
-Felicedad en la noiva vida.
Algunos me hablaban directamente en idish, sin saber que unas pocas
palabras y una canción copiada a la luminosa Sofía de Mar- la cantante en Idish- completaba mi inventario personal. en ese legendario dialecto.
No obstante, yo daba las gracias, con un movimiento de ojos y una sonrisa muda.
Desde el salón de «las bobes», las viejitas hacían lo suyo y con sus hábiles manos para el guefilte fish (pescado relleno) me enviaban sus saludos.
En pleno territorio de la Telesita, con la Sinagoga casi colmada, es fácil
reconocer a los gentiles (no judíos), pues son los que se cubren con los kipas de
la caja de zapatos y están con los ojos bailando al tratar de descifrar las
escrituras en hebreo en los libros que se abren de derecha a izquierda y ellos ensayan su mejor poder de empatía.
Con tres golpes de su gruesa mano, el rabí anuncia: -Silencio, señores, es hora de empezar el Bar-Mitzvah; e inmediatamente me ubica al lado de el Aron de la Torá, se acomoda los anteojos y, de manera casi imperceptible, reza
acompañado por los hombres de kipá dorada, mientras que los demás cada vez
entendían menos, precisamente, en ese instante, un estridente “¡Feliz
cumpleaños!” cortó la inspiración de los raro-parlantes…
Era, ni más ni menos, el auto-anuncio de la llegada de Don Isidro Mamani y su prole aborigen, procedentes del tronco de los Valles Calchaquíes e invitados especiales de papá. Ellos fueron mis anfitriones durante inolvidables vacaciones invernales y feriados largos en las montañas de Tafí del Valle.
ante la inesperada irrupción, la concurrencia quedó tan helada como Polonia en enero.
Los judíos observan entre murmullos mientras se preguntan: –¿Quiénes
son estos? ¡Oh…! ¡Qué bien, indios en el Bar-Mitzvah!
Los gentiles locales, sienten ahora otro nivel de graduación: ellos eran un poco más europeos que los intrusos recién llegados.
Don David ante este hecho inverosímil, pero real, domina la situación
uniformándolos con kipas mientra los ubica en las sillas depositando un libro en sus curtidas manos.
Yo gozaba ante la escena como si fuera una travesura más. Mis ojos
esperaban ver los ojos de Don Isidro cuando abriera el libro. ¡Qué emoción!
Debo reconocer que con la silenciosa sabiduría del altiplano, Don Mamani
pasaba las hojas en el momento en que lo otros lo hacían, aunque el libro
estaba patas para arriba.
Entre preguntas y respuestas estudiadas de memoria, la ceremonia
prosigue mientras voy entrando al mundo de los mayores como hace miles de
años, pero esta vez no solo ante la presencia de las Doce Tribus de Israel, sino
también de los termeños y de la tribu propia del pasante de hojas al revés.
Por la noche, en el salón de la sinagoga, recibo las llaves de la casa
como signo de libertad, ya que en ese momento me estaba recibiendo de adulto.
Ella mi madre, se veía distinta. Lucía los labios pintados y un peinado “hecho afuera” distendía el recogido de su pelo renegrido que nos tenía acostumbrados desde siempre. Estaba más linda ayer, cuando yo todavía era niño.
Los Mamani trajeron el mejor regalo: un poncho de vicuña hecho por una
“Pachamama” de la zona y dos lechones para reforzar el banquete. Y, claro,
¿qué sabían ellos sobre nuestras costumbres y la prohibición de comer
cerdo?. Mi madre, que todo lo entendía, logró esconder con habilidad ancestral, el regalo prohibido.
Los espacios musicales del evento eran otro mish-mash (entrevero). El
Hava-Naguila fue invadido por zambas, donde los pañuelos acompañaron a los
aborígenes y los saltos cosacos a los zarandeos.
Desde la pared del fondo, un cuadro de Golda Meier preside el lugar.
Hasta ella parece tomarse la cabeza ante semejante espectáculo de descontrol
intelectual: melange étnico, cultural y social.
No podía ser de otra manera más heterodoxa mi iniciación a la mayoría de
edad, veinticuatro horas después de la infancia. Eso sí, yo ya tenía las llaves y su
significado verdadero: la responsabilidad que te da la libertad para crear mundos donde la gente quiera apasionadamente pertenecer.
…Comparto capítulo de mi libro «El ruido de las alas» un niño que quería generar mundos grandes.
¿ Cuantos «diferentes» habitan tu mundo?
¿ Quien/es son los más diferentes de tu ecosistema?
Contame tu amplitud, me encantaría disfrutar de tu apertura. Te leo.
Exelente relato
Que bueno trasmitir la cultura de los ansestros
Emocionante
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Gracias Isaias querido cuando el entramado contiene no hay antisemitismo
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Hola!!! Genial Isra! me sentí en ese momento de celebración !!! Todas las semanas encuentro un » diferente» entre tata copia y relato repetido… y con ellos construyo mi ecosistema! Gracias por tan ricas historias narradas Isra! Saludos desde Alta Gracia!
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Sii Niquito abrazazo
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Mi mundo y mi vida fue habitada por los blancos visibles y los negros invisibles. Nieta de inmigrante danés y piamonteses. Los criollos,mulatos fueron los innombrados, los ausentes. Injusto y perverso negacionismo de de la colonialidad. Saludable fue el proceso de sanar mis raíces, reconocerlas y amarlas. Por eso también toco el tambor. Sus sones me reencuentran con mis ancestros. Ellos están presentes.
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Por eso somos hermanos nosotros dos desde el primer momento que nos encontramos . Te quiero Ruth
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Que lindo pertenecer y conocer tanto las raices…mi vida se torno en este momento en una busqueda de raices. Deacendiente de Vascos e Italianos, tengo sed de conocer mas mis antepasados. Amo las costumbres ansestrales..para mi son mecesarias., dan identidad..unen…dan propositos comunes…
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Explorar la historia para desencadenar futuro Yasi querida
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Qué linda tu experiencia querido Isra, heredaste de tus padres esa libertad para aceptar distintas culturas y miradas, la misma que nuestro Dios tiene y que por ella hoy su pueblo santo y escogido está formado por judíos y gentiles, porque no depende de culturas sino de la capacidad de Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Abrazo grande!
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Así es la capacidad de amar supera cualquier odio
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Hermosa sorpresa amigo, no conocía esta hermosa y emotiva historia, muy buena en todo, y en el creencia de un único Dios puedo decirte un gran abrazo hermano y amigo, de tantas historias de tanta vida compartida y me alegro que hecho con tu libertad, lo más querido, lo más amado, esto es lo que nos llevamos al final, Shalom, Shalom, Shalom.
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Así es Emilio inmenso abrazo termeño
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¡Y va a seguir…!
Gracias por rescatar un poquito de historia y permitirme ser puente para narrarles a mis hijos desde donde vienen ,transmitiendoles el legado de «libertad», la responsabilidad y el compromiso de poder elegir, hacia donde quieren ir.
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Siiii Daly y tiene que seguir
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Nada más fascinante que seguir encontrando respuestas a mis preguntas desde hace 15 días llegastes a mi conocimiento y polinizastes tus ideas como si estuvieran desde hace mucho tiempo ,será este el momento de mi reconversión ,personal ? Las ganas de pertenecer a un mundo nuevo será mi norte para contagiar y enamorar a todos
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Bravo Marcela vamos a full para expandir mundos
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Disculpen, pertenezco al selecto grupo que puede decir, «yo estuve ahí».
Muy buen recuerdo amigo, gracias por revivirmelo.
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Así es Hermano estuviste presente y sos parte protagónica de la historia
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Qué bello momento nos convidaste querido Isra.
Muy coherente todo desde el campo mórfico y la actuación de la ley de atracción por resonancia.
Don David Cinman con su mirada de avezada águila sionista nos muestra la fuerza de la jóven Israel que todo lo puede cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Los 5.700 años de judaísmo se balancean en perfecta armonía con el poder telúrico de La Mama Pacha Doña Ana y Su Poder Infinito de hacer que todo fluya y sea una fiesta.
Los Mamani son algo así como los reyes magos de la transgresión porcina.
Estimo que este estreno de pantalones largos fue circa 1.975.
Tu carita radiante y llena de renovadas posibilidades milenarias es el perfecto balance é integración del Néguev y de Abya Yala fundidos en este impensable é insólito anhelado encuentro amoroso
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Gracias hermano querido por estar siempre
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Isra me encanto leerte y vivir contigo esa hermosa experiencia y tan bien narrada .yo tambien me crie con diversidad cultural .pero en el sur .extraño esos encuentros en el poder del cambio que hicieron mella en mi vida de una forma irreverdible.tanto que nunca fue igual y comencé un camino hacia mi cambio y mentoria de mi vida.gracias por ello .feliz cumple y espero que nos volvamos a encontrar!.hermosa historia .gracias por compartir.
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Voleveremos pronto para celebrar la vida
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Qué alegría Isra! Golpeaste la puerta de mis recuerdos una vez más, con la rememoración de tan trascendentales echos, fundamentales para tu crecimiento espiritual, esencialmente. No olvido que Lorena era pequeña y bailaba en tu fiesta
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Que bueno Martita vos estuviste allí tengo foto
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Muy bello relato Isra, me pareció que estuve en tu fiesta. Hoy me encuentro tramitando la ciudadanía italiana y es tan emocionante ver reflejado en actas de nacimientos, casamientos y defunciones las mezclas (gracias a Dios) de mis ancestros, italianos, árabes, criollos y quizá algún comechingón que me llena el alma. Hoy estoy porque ellos estuvieron. Les agradezco y los honro.
Gracias Isra y muy feliz y bendecido cumpleaños.
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Gracias Moni querida
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