«No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana.»
Pierre de Chardin.
Después de mi jornada de trabajo, en una fábrica de la ciudad de Salto, en el corazón de la pampa húmeda, salgo en búsqueda de la persona más conocida de la ciudad. El ya murió, pero su espíritu sigue operando -según sus devotos- ayudando a superar enfermedades e infortunios.
Un saltense pasa caminando con su bicicleta al lado y le pregunto.
-Amigo, donde esta el monumento a Pancho Sierra?-
-Vaya derecho dos cuadras, doble a la izquierda y allí lo encontrará .- Seguro que le ayudará, confié.- Y me saluda con su mano curtida de ruralidad.
Me habla como si fuera a encontrar con una persona viva. Para él, Pancho Sierra sigue vivo con sus ayudas espiritistas.

De Francisco “pancho” Sierra me cuentan en presente:
-El nació en la zona, como Ernesto Sábato y el Dr. Facundo Manes.- poniéndolos en una horizontalidad de importancia, que no permite discusión.

– Sus padres Don Francisco Sierra y Doña Raimunda Ulloa y… Dios lo trajeron al mundo, un 21 de abril de 1831. Pancho Sierra terminó la secundaria aquí y de jovencito se fue a estudiar medicina a Buenos Aires, tuvo que regresar por la muerte de Doña Raimunda. Luego a los 30 años se enamoró de Nemesia, su familia no aprobaba esta relación, entonces mandaron a la joven a Córdoba, él la fue a buscar, nunca la encontró y fue en ese viaje que tuvo el llamado de su misión en la vida.
Se le apareció un anciano y le dijo…”Hijo, fuiste a un largo viaje y con mucha esperanza, pero lo que tú buscas ya no te pertenece pues pertenece a Dios, que es quien nos gobierna, y Él tiene para ti destinado algo muy grande y tú ya conociste muy de cerca el dolor, pero un último dolor tendrás que pasar para comenzar a sanar a los demás, que es la maravillosa obra que te tiene preparada para ti».
Es allí donde Pancho Sierra es ungido con un poder especial para SER un sanador .
Pancho Sierra regreso meditativo y estuvo un largo tiempo prácticamente recluido en una estancia El porvenir.
Hasta que un obrero se enfermó gravemente y él le dio agua fresca del aljibe e inmediatamente se sanó.

Pancho Sierra y su “agua fría” del aljibe empezó a transformar dolencias físicas y del alma.
Empezaron a venir gente de todos los lugares en busca de la poción mágica suministrada por él y ya empezaron a llamarlo: “El Doctor del agua fría” , “El arriero del infinito” “El gaucho santo” en definitiva Pancho Sierra es el primer gaucho del esoterismo vernaculo. #exploralo

Mi amigo me sigue contando:
–Pancho Sierra nunca cobró nada , es más perdió toda su fortuna en una entrega permanente. Nadie puede decir nada pues él nunca cobró, lo que se recibe como don de dios no se debe cobrar y él lo sabía muy bien- aclara como queriendo tapar la boca a los difamadores de siempre aquellos que solo creen en lo que se debe creer institucionalmente. #exploralo.
Camino lentamente y leo cada agradecimiento en las innumerables placas de la pared del cementerio.
El monumento a Pancho Sierra trasciende su panteón y está en la calle pues la ayuda puede requerirse en cualquier momento y no puede esperar el horario del cementerio. Pancho sierra tiene un lugar de encuentro 7×24. #exploralo.

Se lo “ve” con su barba de patriarca, levantando su brazo de mano poderosa que magnetiza todo lo necesario, una bombacha de gaucho impecable y una rastra de monedas que muestra una cuna prospera.
He visitado y visito cuanta creencia popular puedo. Aprendo de la magia del creer. Me seducen los circuitos no formales de las sacralizacion de las creencias. Exploro como las religiones dominantes no pueden con ellas. Noto como la cercania a “lo santo” genera una credibilidad que supera a los santos intocables.
Pancho Sierra es portador de una simbología distinguida y especial sobre otros santos populares. De él, a pesar de los años, se conserva el viejo aljibe en la estancia El Porvenir, se sabe realmente que existió, sobreviven sus espacios existenciales, perteneció a una elite terrateniente y a su vez los medios de prensa hegemónicos de la época lo respetaron, como la revista Caras y Caretas o el mismísimo coterráneo Ernesto Sábato, que lo enuncia en una de sus obras.

Mientras me voy alejando del siempre presente Pancho Sierra, camino por la ciudad de Salto, en un televisor de una casa de electrodomésticos, están proyectando un reportaje a otro hijo de esta ciudad, al neurocientífico Facundo Manes y dice :
–Creo en Dios, mientras la ciencia no lo pueda explicar, yo me permito tener fe.-
Pancho Sierra , Ernesto Sábato y Facundo Manes un entramado tan rico como la diversidad del multiverso.
¿En qué creen los que no creen? #Exploralo.
Pancho Sierra fue un avatar de estas tierras del Salto Argentino
Muchos grandes autores escribieron sobre el y sus aguas sanadoras
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Así es Silvia Querida
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