Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.
Paulo Freire.
Hay aprendices y aprendices. Están aquellos que participan para hacer ver que saben, otros que piden la palabra para desacreditar y están aquellos que en un absoluto silencio, casi inmutables sin decir palabra, en una abstracción tibetana al igual que yoguis en el dia 100 de meditación y en tal mutismo que te hacen dudar si están vivos o en trance.
Me tocaron, diría casi todos los públicos en mis disertaciones y entrenamientos, cada uno de ellos me hizo crecer, me aportaron herramientas, sensaciones y sobre todo me entretuve muchísimo, debo aclarar que entretenido no siempre es divertido.
Ahora quiero compartir la experiencia con un público muy especial, los que llamaré con mucho cariño …..los tibetanos del norte argentino…
Llegar a este lugar ya es todo un desafío, desde el aeropuerto de Salta, te espera un remis, para un viaje que te va metiendo en las puertas de latinoamérica nativa, tan enigmática como bella.
Hasta llegar a la planta… lo silvestre te envuelve con sus colores, las tonadas lentas hacen saber que estás en otro ritmo, los olores particulares de comidas de olla te remontan a la cocina de cualquiera que uno ve por allí caminando y las montañas, que desde niño pensaba que eran dinosaurios durmiendo hacen dar cuenta de lo insignificante que somos en el tiempo y el espacio.
Es de noche y desde la ruta misma se divisa allí adelante en plenas montañas emerger la planta, como si fuera un faro desde adentro de la selva… ella es, un paisaje que te roba la atención a cualquier otra cosa, solo quedan ojos para ver esa mole impresionante que produce los insumos para edificar hogares.
Antes de ir a descansar en la casona que oficia de hotel, una pasada por el comedor donde por la hora solo queda un rezagado sándwich de milanesa con uvasal en su combo… por las dudas.
A descansar en la habitación que elijas ya que estoy solo en ese paisaje en el barrio de la planta un auténtico kibutz que me conecta indefectiblemente con mi vida en Israel.
En el mismo «hotel» mañana será el encuentro con los participantes del entrenamiento.
Duermo acompañado por la gota resistente al plomero y lo soluciono alucinando que estoy en un espacio diseñado por el feng shui. La imaginación como salvavidas al insomnio hídrico.
La mañana se presenta diáfana y un mate cocido como a mi me gusta, me llena de ganas.
Van llegando los participantes, con sus ropas institucionales, con paso lento y saludos casi en silencio, sin ningún ruido, se van sentando buscando estar cerca de los compañeros de área, dejando las sillas de adelante vacías…y empezamos la jornada, tema… Trabajo en equipo.
La jornada se presenta interesante, comienzo con toda la artillería de herramientas de un capacitador, me lanzo a mover al auditorio con el tema, usando todo lo que tengo y no tengo, que power point, qué música, qué afiches, que videos, que ejercicios in door, que ejercicios outdoor y más y más.
El público se mantiene inmutable, busco hacer preguntas y las contestaciones son gestos u onomatopeyas, hay un festival de aja , mmm , y si, apeló al humor y la sonrisa aparece franca hasta en los que…. el odontólogo nunca existió.
Los ejercicios son sorteados uno a uno, los test resueltos, todo en silencio con casi ninguna palabra, en los break las conversaciones son con frases muy cortas.
Y ya casi terminando el taller y sintiendo que no les había llegado nada de los conceptos de escucha, visión, metas objetivos, reconocimiento de las habilidades del otro, gestión de la humildad para la sinergia, manejo de los estados de ánimo etc etc.
Nadie compartía sus experiencias, sentí la frustración terrible de no haber podido llegar a mis entrenados, me preguntaba en que falle? que paso que no pude llegar a esta gente ? y con todo esas intrigas en mi alma – se ve que lo transmitía-,hasta que uno de los operarios levanta la mano y yo ya resignado y esperando que me diga ….ya nos podemos, ir le digo.,
–Si, te escucho.-
Y el con su cara curtida me dice:
–Don Isra, lo que usted nos quiere decir es.. una mano lava a la otra y las dos lavan la cara… verdad?
Y yo en un salto desde lo más profundo de mi frustración pegue un grito
-SIIIIIIIIII COMPADRE! Y me lance a abrazarlo mientras los demás compañeros empezaron a aplaudir y reírse.
Allí aprendí un montón, desde la espera hasta formar los puentes de entendimiento y sobre todo a… ESPERAR, a escuchar el silencio y la fuerza de la síntesis.
Allí la magia del rapport que tanto promuevo me envolvió acunando mi ansiedad.
Gracias amigos tibetanos del norte argentino cada vez que me encuentro con ustedes aprendo que la vida es eso que andamos perdiendo mientra la buscamos, solo por no detenernos a encontrar la síntesis eso que a ustedes les brota desde las entrañas del alma como brota la sabiduría de la tierra misma.
Cómo está funcionando tu espera?
Aprendiste a aprender?
Quién enseña y quién aprende?


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