«Hace más ruido un hombre gritando que cien mil que están callados». S.M.

Mi mochila compañera de aventura, ya está sobre la vereda terracota, en la entrada, a la casa del general.

Un escudo patrio en el dintel es acariciado por una celeste y blanca agitada por el viento marítimo de Boulogne Sur Mer.

Estoy cumpliendo un sueño que lo tenía desde mi niñez, cuando me contaban de este increíble ser, nacido en Yapeyú.

Soy el unico que esta esperando para ingresar. Una inmensa puerta es abierta y un granadero con una sonrisa inmensa me da la bienvenida con su mano enfundada un guante blanco que aprieta mi mano de tan solo 22 años.

Me acompaña por cada parte, en donde pasó sus últimos dos años el magno libertador. Recorro en absoluto silencio, como queriendo no despertarlo de su sueño eterno, aquí se respira la energía poderosa, que dejó impregnada un prohombre de la historia universal .

Cada rincón tiene una historia apacible, típica del reposo de un guerrero.

Aquí vivió el general, con su hija, su yerno y su nietita- Me ratifica el granadero.

Si, que anécdota hay de él y su relación con los niños?– le preguntó.

A los grandes los podemos identificar por como son con los pequeños. #exploralo.

-Si, el general tenía una devoción especial con la niñez. Un vestigio importante de lo que me pregunta es que él tenía como preceptos  educativos para su hija Mercedes 11 ejes, muy claros. E inmediatamente me empieza a enumerar esos principios, no tan conocidos.

Otro de las anécdotas entrañables de “el santo de la espada” con respecto a los más pequeños fue cuando…

Un día, la nieta mayor del General San Martín, Merceditas, entró llorando en la habitación donde se encontraba el abuelo, lamentándose de que se le había roto la ropa de su muñeca preferida y de que ésta tenía frío.

San Martín se levantó, sacó del cajón de un mueble una condecoración de la que pendía una cinta amarilla y roja y dándosela a la nieta, le dijo:

-Toma, ponle esto a tu muñeca para que se le quite el frío.

La niña dejó de llorar y salió de la habitación. Un rato después entró la hija del prócer, madre de Merceditas, y dijo a San Martín:

− Padre, ¿no se ha fijado usted en lo que le dio a la niña? Es la condecoración
que el gobierno de España dio a usted cuando vencieron a los franceses en
Bailén.

San Martín sonrió con aire bonachón y replicó:

− ¿Y qué? ¿Cuál es el valor de todas las cintas y condecoraciones si no
alcanzan a detener las lágrimas de un niño?

…Sigo recorriendo su última morada con vida , se conserva un reloj detenido a las 3 en punto, una vieja costumbre de detener los relojes en la hora del deceso de un ser querido. Guardo silencio, mientras el granadero se aleja dejándome solo, pero lleno de responsabilidad  ante la historia congruente de los laureles que no pudimos conservar.

Ya nuevamente en la vereda voy caminando hacia los lugares que el “padre de la patria” solía pasear, alucino con lo que habría estado pensando  y de repente me invade un pesar y una angustia.

Solo me sale un -Disculpe general, por el pago, seguimos dependiendo de los imperialismos de turno, haciendo crecer la pobreza y odiando a los de otra clase social entre otras máximas de lo mínimo en la escala de humanidad. #exploralo.

¿ Cuáles de las máximas de San Martín la transmitís y la vivis congruentemente?

Compartilo y empezamos a recuperar dignidad todos juntos.

La nueva generación y un tocayo…. Hay futuro. #exploralo.

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